Balthasar Gibert (1662-1741), humanista francés nacido en Aix-en-Provence, desarrolló la mayor parte de su larga carrera como profesor en la Universidad de París, donde llegó a ser Rector. Fue autor de numerosas obras relativas a la Retórica como De la véritable éloquence (1703), Reflexions sur la Rhetorique (1705) y, sobre todo, Judgements des savants sur les auteurs qui ont traité de la Rhétorique (1713-1719, 3 vols.). Comentarista de San Agustín y cercano a la escuela de Port Royal, en todas sus obras se mantuvo dentro de la tradición aristotélica. Fue amigo íntimo de Boileau y profesor de d’Alembert, sobre el que ejerció cierta influencia intelectual.
La Rhétorique, ou Les règles de l’Éloquence, tal vez su obra más conocida, se publicó por primera vez en 1730, si bien se reeditó en 1749 y 1766. Se trata de un texto que tuvo una amplia aceptación durante el Antiguo Régimen (la Encyclopédie, por ejemplo, destaca sus cualidades didácticas) y que Gibert escribió en cierto modo como respuesta a los ataques realizados contra la Retórica por parte de Goibaud Du Bois y François Lamy, próximos a la filosofía cartesiana. El volumen supone una síntesis crítica del conjunto del saber retórico desde la antigüedad, si bien no renuncia a cierta intención pragmática que permita a los lectores construir de forma eficaz sus propios discursos.
En el ámbito hispánico cabe destacar la traducción de la obra realizada por el presbítero Blas Molina y Tolosa, con idéntico título Rethorica o Reglas de la Elocuencia, publicada en Madrid en 1792. En ella el traductor elogiaba al religioso francés al extremo de situarle solo un escalón por debajo de grandes maestros como Aristóteles, Cicerón o Quintiliano.
La parte fundamental de la obra se compone de tres libros que corresponden con las tres primeras partes de la Retórica clásica: inventio, dispositio y elocutio. En dichos libros prima una visión tradicional de la disciplina, al punto de que se llega afirmar que, con respecto al legado de los maestros clásicos, ya nada nuevo se puede afirmar sobre la Retórica. En este sentido, Gibert a menudo busca el rastro de las enseñanzas de los autores grecolatinos en discursos de religiosos contemporáneos, como Fléchier o Massillon. La mayoría de los ejemplos de los que se vale provienen de figuras como Demóstenes o Isócrates, aunque también abre la puerta a los textos de grandes autores franceses como Boileau, Racine o Corneille.
Preceden al tratado dos discursos, uno en el que el propio autor explica su proyecto e intenciones y un segundo que sirve como introducción general de la Retórica, a su naturaleza, fundamentos, fines y partes. Por último, incorpora un resumen de los contenidos que busca facilitar su uso docente, así como un completo glosario de términos.