Las Memorias para la historia de la poesía y poetas españoles del padre benedictino Martín Sarmiento (1695-1772), amigo de Feijoo, de Campomanes y de otros intelectuales españoles y europeos de su tiempo, desde Andrés Marcos Burriel a Muratori, no se publicaron en vida de su autor, reacio, como era, a dar a conocer sus obras. En 1745 cuando redactó esta suma de noticias las envió al cardenal Silvio Valenti Gonzaga y fue, a instancias de Alonso Clemente Aróstegui, como pudieron recuperarse.
El texto solo abarca hasta los Reyes Católicos, esto es, hasta el siglo XV, por lo que él mismo califica sus reflexiones de «borrador», aunque a la vez pretende satisfacer el interés de los eruditos. Su repaso cronológico no está exento de reivindicaciones y no duda en dejar constancia de los errores de valoración cometidos sobre algunos autores. Es el caso de Lucano sobre cuyo parecer discrepa con Cascales por su exceso de celo preceptista. Sarmiento amonesta a aquellos que siguen criterios poéticos estrictos, que no justifican las opiniones en exceso rigoristas transmitidas de algunos autores. A este respecto, cuando lo considera oportuno, incluye el dictamen de quienes le parecen juiciosos comentadores.
La valoración se hace generalmente recurriendo a planteamientos retóricos y métricos, fuente del sublime en el estilo que le sirve para apreciar a los autores y amonestar a los críticos que, a su juicio, han difundido una errónea opinión de meritorios escritos.