En 1752 Jakob Friedrich von Bielfeld (1717-1770), conocido como el Barón de Bielfeld, publica por vez primera la obra titulada Progrès des allemands dans les Scienes, les Belles-Lettres et les Arts (Amsterdam: François Changuion), de la que hubo una tercera edición en 1768. Dedicada a la Academia Real de Ciencias y Bellas Letras de Berlín, presenta su texto como unas meras reflexiones a modo de ensayo sobre los progresos de las Letras y las Ciencias en Alemania (p. iv). En la «Advertencia» a esta tercera edición señala que su propósito es realizar una selección de los poetas y oradores más célebres de Alemania, de los que desearía traducir sus obras más meritorias y formar una colección bajo el título de Parnaso Alemán. Sin embargo, debido a que sus ocupaciones le impiden cumplir con este propósito, se conforma con ofrecer estas reflexiones en las que presenta algunas piezas elegidas de Gunther, Wernicke, Madame Karschin, tragedias del Barón de Kronegk y de Lessing, Gellert y Schlœgel, obras y autores que, a su juicio, aprobarían todos sus compatriotas. Concibe, pues, su obra como un homenaje al genio literario de los alemanes que desea sea reconocido en Francia para que se le otorgue un merecido lugar en la República de las Letras (p. ix). La razón fundamental que se halla tras esta decisión es que el artículo sobre Alemania de la Encyclopédie Méthodique, al igual que el dedicado a España, tampoco refleja con justicia la importancia de su cultura.
Por todo ello, el Baron de Bielfeld no duda en arremeter contra la costumbre francesa de las traducciones. A su entender, particularmente en Francia, se traduce cualquier obra, sin discriminar entre obras buenas, mediocres o malas (p. x). Asegura que la fortuna de un libro no depende de la crítica favorable de los conocedores de la materia, sino de los libreros imprudentes, de la abundancia de espíritus mediocres y de la propia comodidad de los autores que prefieren traducir a realizar el trabajo que implica una creación original. A la hora de seleccionar, el criterio elegido por el Baron de Bielfeld consiste en proponer poetas y oradores que expresen pensamientos bellos con un lenguaje claro e inteligible, lo cual le lleva a desestimar a algunos genios que califica de segundo orden (p. xii). De acuerdo con ello, asegura que la juventud estudiosa encontrará en su obra una crítica sana de los autores más reconocidos de Alemania con la que aspira a contribuir a su gloria internacional.
La obra se organiza en XX capítulos. Comienza con unas reflexiones generales, unos comentarios sobre las traducciones y la lengua alemana y prosigue con unas consideraciones sobre las academias, el pedantismo y el gusto. Continúa con los autores de las ciencias superiores, los historiadores, los críticos y los artistas. El capítulo tercero trata de las invenciones y descubrimientos germánicos y se ocupa después de la literatura, que constituye la parte fundamental del volumen. Esta se organiza en sucesivos capítulos que se inician con una introducción sobre los poetas anteriores a Opitz, a la que siguen los estudios de los autores u obras de los que ofrece mayor información y comentarios. Son el propio Opitz, el Barón de Canitz, Gunther, Haller, Haguedorn, Gellert, Gleim, Deschau y Wenicke, Madame Karschin, el teatro alemán en general y las obras Sara Sampson, Codrus, Las hermanas amigas y El triunfo de las buenas mujeres, para concluir con unas reflexiones sobre la elocuencia y unos comentarios finales.