Bon Joseph Dacier (1742-1833), además de Secretario perpetuo del Instituto, fue un reputado traductor del griego a quien Napoleón I encargó la redacción de este informe histórico y literario para su uso en el Instituto de Francia, creado en 1795(a). En sus páginas se exponen o, al menos esa es la intención, cuáles han sido los avances que se han producido en Francia y en Europa en el ámbito de la Filología, las antigüedades, las lenguas y las literaturas orientales, la Historia, la Geografía, la legilación y la Filosofía desde el año 1789. Se trata de una obra colectiva en la intervinieron especialistas de cada una de las materias que el informe abarca.
Según se declara en el «Discurso preliminar» que firma el propio Dacier, se presentan en el texto cuáles han sido los progresos realizados en los últimos veinte años por los hombres de letras, tanto franceses como extranjeros. Responde a la necesidad de demostrar que desde la Revolución francesa, la nación ha mantenido un lugar privilegiado en la cultura de Europa siendo, como en épocas anteriores, un referente obligado para el progreso intelectual en todos los órdenes.
No obstante, dado que cada capítulo fue redactado por un autor en función de la materia, en alguna de ellos se expone con mayor exactitud y menos espíritu patriótico que en el prólogo la aportación real de Francia en comparación con otras naciones europeas.
El espíritu comparatista de esta historia de la literatura de los últimos veinte años convierte el Informe en un documento histórico de sumo interés tanto por la actualidad de los autores y obras referenciados, como por ser expresión de la visión política de la literatura que se deseaba imponer en el Instituto. Se trata, además, de una relación de los últimos avances que se tomará como punto de partida para establecer los propósitos a los que debía dirigirse cada una de las «Clases».
- Tras la supresión de las academias reales, la Constitución de 1795 aprobó la creación de un Instituto Nacional. El Instituo de Francia agrupaba las antiguas Academia Francesa, la Academia de Inscripciones y Lenguas Antiguas, la Academia de Ciencias, la Academia de Bellas Artes y la Academia de Ciencias Morales y Políticas. Se compuso de tres «Clases»: Ciencias Físicas y Matemáticas, Ciencias Morales y Políticas y Literatura y Bellas Artes. Tras la supresión en 1803 de la Clase de Ciencias Morales y Políticas, se reoranizó en cuatro Clases: Ciencias Físicas y Matemáticas, Lengua y Literatura Francesa, Lenguas Antiguas y de Historia y Bellas Artes. En 1816 Luis XVIII recuperó el nombre de «academia» para las denominadas «clases». Y en 1832 Luis Felipe I restableció la Academia de Ciencia Morales y Políticas.