Biblioteca de la Lectura en la Ilustración
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Identificación

Censura de la obra Vidas de españoles célebres

Leandro Fernández de Moratín; José Conde
1807

Resumen

Censura firmada por Leandro Fernández de Moratín y José Conde de la obra de Manuel José Quintana Vidas de españoles célebres, publicada en 1807 en la madrileña Imprenta Real. 

Los censores dan su beneplácito inicial a la obra por entender que ofrece ejemplos de patriotismo de los españoles que retrata. No obstante, aconsejan la supresión de algunas noticias que les parecen históricamente poco documentadas y de ciertas informaciones que tildan de frívolas y novelescas.

La censura fue solicitada por Juan Antonio Melón en 7 de febrero de 1807. 

Descripción bibliográfica

Fernández de Moratín, Leandro y José Conde [Censura de la obra intitulada Vidas de españoles célebres].
Mss. 2 hs., 4º.  Sign.: BN Mss 12962/76.

Ejemplares

Biblioteca Nacional de España

Mss/12962/76.

Nota: En el catálogo de la BNE se atribuye a Nicolás Fernández de Moratín.

Cita

Leandro Fernández de Moratín; José Conde (1807). Censura de la obra Vidas de españoles célebres, en Biblioteca de la Lectura en la Ilustración [<https://bibliotecalectura18.net/d/censura-de-la-obra-vidas-de-espanoles-celebres> Consulta: 13/03/2025].

Edición

Sr. Juez de Imprentas,

El primer tomo manuscrito de la obra intitulada Vidas de españoles célebres, que vuestra merced se ha servido remitir a nuestra censura, puede imprimirse por cuanto recuerda las memorias de otra edad más fecunda en acciones ilustres que la presente, y nunca puede ser perjudicial un escrito en que se hallan tantos ejemplos de patriotismo, de valor y virtud.

El autor, evitando toda discusión crítica, que en puntos históricos es larga y fatigosa ocupación, ha copiado lo que le ha parecido conveniente, omitiendo no pocas circunstancias en las vidas de sus héroes, por no haberles hallado bien autorizdas, o porque las ha juzgado fabulosas.

Al ver cuanto falta en la vida del Cid, parece que sobran en la de Guzmán el Bueno la doscientas que incluye en el Apéndice. Algo más increíble es la batalla de Guzmán con la serpiente que la pavura de los Condes de Carrión y mucho más indecente el tizón de doña María Coronel que la afrenta de las hijas del Cid.

Pudiera omitir el autor, si le pareciese, cuanto dice en la vida del Gran Capitán acerca de la supuesta inclinación amorosa que le tuvo la reina Isabel, anécdota indecorosa, suplerflua, romancesca, no apoyada en buenos documentos, que el mismo autor repugna y que, sin embargo, la refiere, como si el testimonio conforme de los historiadoeres le hubiera podido inducir a no callarla.

En la misma vida del Gran Capitán nos parece que podría suprimir los pasajes que hemos tachado. El primero, en el razonamiento de Gonzalo al Papa Alejandro VI. El segundo, las expresiones que dijo el vizcaíno Juan Iciar porque es demasiada la torpeza que incluyen. El tercero, donde con motivo de hacer un resumen de la vida de César Borfa (o Borja) se vuelve a hablar del pontífice Alejandro VI en términos que no se sufrirán tal vez a un historiador español. 

Abunda esta obra en errores groseros de lenguaje y estilo y, como en muchas partes se traslada con pequeña alteración lo que otros dejaron escrito, resulta una desigualdad tan notable entre lo antiguo y lo moderno, lo ajeno y lo propio, que acaso prestará ocasión para que los críticos se ocupen (como lo tienen de costumbre) en delatar al público los descuidos de un autor que no manifiesta haber hecho demasiado estudio de su lengua, ni de la materia que trata, ni del estilo que la pertenece.

Pero estos lunares no deben impedir la publicación de la obra, la cual, omitiendo como se ha dicho ya los pasajes que van señalados, puede correr como otras muchas en que se advierten iguales o mayores defectos.

Dios guarde a Vm. muchos años. Madrid 3 de marzo de 1807.