Biblioteca de la Lectura en la Ilustración
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Identificación

Essai de Littérature, a l'usage des dames, Tome premier

Anne-Henri Cabet Dampmartin
1794

Resumen

Anne-Henri Cabot, vizconde de Dampmartin (1755-1825), fue un militar y político francés que escribió este tratado en dos volúmenes cuyo propósito es la formación de las jóvenes lectoras. La obra está dedicada a la joven Mademoiselle de Biesve de Bruxelles. Según reconoce en el «Prólogo» y en la correspondiente «Dedicatoria», trata de ofrecer a esta joven dama y a la juventud en general una selección de lecturas útiles sobre diferentes materias comenzando por aconsejar los libros más convenientes para formarse, pero teniendo en cuenta su condición de mujer y recordando los estragos que la lectura podía causarles.

En las sucesivas lecciones empieza por la religión y el estudio de la lengua francesa, para recomendar en tercer lugar los libros propios para formar el gusto entre las que se encuentra el Telémaco de Fénelon. De las obras de entretenimiento menciona los Cuentos morales de Marmontel. Sobre la belleza recomienda el ensayo del padre André. Continúa con la elocuencia, incluida la propia de la administración y los jueces.

La lección novena trata de poesía. Junto a Homero, recomienda los poetas franceses como Ronsard, Chapelet y las sátiras de Boileau. Sigue con el poema épico. Considera que la fama recibida por Voltaire está injustificada, al igual que le sucede a Rousseau. De acuerdo a su parecer, sus creaciones son fruto del entusiasmo entendido como una especie de arrebato que es más racional en Voltaire y más emocional en Rousseau (p. 89).

Prosigue con otras obras de menos entidad como la oda, la fábula, el cuento, las epístolas, la sátira, el epigrama, el idilio, la égloga y la elegía. Continúa con las poesías ligeras, las canciones, los madrigales, los enigmas. La lección dieciséis y también la siguiente tratan sobre la tragedia y, dentro de este capítulo, incluye la tragicomedia. Prosigue con la comedia, la farsa y la ópera.

Las siguientes lecciones se refieren a la lógica, la metafísica y la moral. La lección vigésimo tercera trata sobre la literatura de viajes y las siguientes sobre legislación y historia natural. Dedica un apartado a los avances del espíritu humano donde incluye las enciclopedias y otro sobre educación y la Historia, incluyendo el Ensayo sobre el Estudio de la Historia dedicado a Hipólito, que tiene un capítulo propio. 

Las últimas lecciones versan sobre las novelas, a las que dice ser necesario dedicar una escrupulosa atención. Menciona Robison Crusoe, Gil Blas de Santillana y la Nueva Eloísa, cuya idea de la virtud le parece totalmente incompatible con las costumbres, novelas todas ellas universales. Incluye el texto Constanza, novela imitada del inglés y dedicada a Cécile Henriette

Concibe su tratado como un texto didáctico, que tiene el interés de ofrecer un catálogo de las obras canónicas aceptables moralmente, de sintetizar los principios poéticos de la literatura, y de trasladar opiniones y juicios sobre las obras y autores que selecciona. No obstante, en conjunto adopta una perspectiva esencialmente moral pensada fundamentalmente en la mujer lectora.  

El texto fue reseñado en la revista londinense The Critical Review or Annals of Literature, extended and improved by a Society of Gentelmen, XXII (1798), pp. 510-513. Se ensalza la obra argumentando que:

Nos complace la atención que este escritor ha prestado a un arte muy descuidado en los fundamentos de nuestra educación. Se trata del arte de la lectura, del que pocas personas se dignan a hablar, y que aún menos se esfuerzan por adquirir mediante el estudio (p. 510).

Descripción bibliográfica

Dampmartin, A[nne] H[enri], Essai de Littérature, a l'usage des dames. Par A. H. Dampmartin. Tome premier, Amsterdam: Gaspard Heintzen, 1794.
IV pp., 395 pp., 1 h.; 8º. Sign.: BNF Z-22014.

Ejemplares

Biblioteca Nacional de Francia

http://catalogue.bnf.fr/ark:/12148/cb302973979
ark:/12148/bpt6k6383750c

Cita

Anne-Henri Cabet Dampmartin (1794). Essai de Littérature, a l'usage des dames, Tome premier, en Biblioteca de la Lectura en la Ilustración [<https://bibliotecalectura18.net/d/essai-de-litterature-a-lusage-des-dames-tome-premier> Consulta: 02/04/2025].

Edición

ADVERTENCIA PRESENTADA EN FORMA DE PROSPECTO

En el momento en que la trompeta de la guerra sonó por todos lados, cuando toda Europa se levantó por un movimiento impetuoso, las letras quedan abandonadas: el soldado corre a las armas, el poeta se hunde en los oscuros laberintos de su despacho, el comerciante calcula con inquietud los resultados de los acontecimientos, el artista permanece ocioso en las profundidades de su taller, el orador gime porque su voz ya no es escuchada; en una palabra, todo hombre, cualquiera que sea su rango, su fortuna, su profesión, observa como frívolos los objetos que le distraen de los grandes intereses presentes.

Si la tormenta pasa rápidamente, la luz solo reaparecerá más brillante.

La guerra, que termina tras rápidas explosiones, deja en la estela de su sangriento camino las semillas de la grandeza. Pero si durante el transcurso de demasiados largos años, las convulsiones violentas de un solo general afligen a la humanidad, quebrantan las competencias de los gobiernos, extinguen el fuego del genio y traen de vuelta la ignorancia de los siglos bárbaros, cuya herrumbre profundamente impresa solo podía borrarse por el paso del tiempo y por incalculables trabajos. 

Un futuro tan triste, inevitable a los ojos de algunos literatos, quimérico a los ojos de otros, llama la atención del hombre imparcial y reflexivo: pronto siente que la prudencia prescribe necesidades tal vez superfluas en otros tiempos, pero que se hace necesarias en las actuales circunstancias.

Parece, sin duda, que los mejores literatos deben salvar los principios de las bellas artes de los furores de la tormenta, las austeras reglas la poesía, los orígenes de la belleza y sobre todo la flor del buen gusto, una flor producida por la naturaleza, cultivada por el arte, marchitada por el menor viento contrario, pero ¿será defendido, después de nuestro amor, de nuestro respeto por la letras, el secundar en lo que pueda depender de nosotros esta noble empresa? No, ya que por débil que sea la ayuda, el sentimiento que ofrece siempre le da algún valor.

Nos atrevemos de este modo a sacar a la luz un ensayo que consagramos a las damas, no por una insípida y pueril galantería, sino por justicia, porque ¿quién puede dudar de que solo ellas poseen el don de moderar las naciones? El sentimiento es su arma, arma dulce, poderosa, irresistible, que toca los corazones y golpea con mucha más seguridad que los comentarios lanzados por el espíritu, que los golpes asestados por la razón. Por ellas, la virtud, la felicidad habita en la tierra; en ellas los talentos encuentran recompensas que los acercan a la perfección. Sin ellas el espíritu moriría, la imaginación se marchitaría. Mientras conserven sus cualidades amables y entrañables, la razón, la humanidad son respetadas. En cuanto ellas se alteran, se degradan, la sombra incluso de la virtud se desvanece.

Este ensayo no está hecho para gentes muy instruidas; encontrarían en él todo lo que ya saben; se buscarían inútilmente cursos elementales para la infancia. ¿A quién puede ser útil? A los jóvenes, al menos nos gusta pensar así, a los jóvenes deseosos de completar su educación. Es demasiado frecuente que falten lecciones constantes, que alejen de nosotros un sexo no menos susceptible de conocimientos útiles y agradables. 


Nos propusimos mostrar las diferentes ramas de la literatura, que son muy numerosas y muy ricas, prescribiendo la necesidad de elegir. Todas son fertilizadas por las fuentes que indicamos. Nos sentiremos felices si, gracias a nuestros esfuerzos, los lectores pueden sin miedo cosechar los frutos de los que desean nutrirse, en particular aquellos que son propios para satisfacer su curiosidad o su fantasía.

Hemos dividido la obra en diferentes partes unidas entre ellas por analogía, hasta donde nuestras débiles manos han podido seguir este hilo, que es igualmente difícil de asir y fácil de romper.

Si el orden es el principio fundamental de las obras didácticas, la frialdad parece su defecto más común. Hemos intentado evitarlo con la variedad de temas, por algunos episodios, por diferentes tipos de poesía y por varias anécdotas, poco o nada conocidas.

Aunque lejos de una severidad austera, nunca nos apartaremos del respeto que imponen los principios sagrados de la religión y de la moral.

El índice de materias, colocado al final del segundo volumen, muestra el plan que hemos seguido. El lector puede indistintamente seguir nuestro orden, o bien desprenderse de algunas partes.

En otras empresas literarias nuestras hemos contado siempre con la ayuda de excelentes cajistas. En esta, privados de esta gran ventaja, frente a trabajadores que no entienden el francés, no hemos podido, a pesar de nuestros esfuerzos, evitar muchos errores. No nos precipitemos al emitir sentencias. Un autor absorto en los temas, lee, si se me permite la expresión, más con la imaginación que con los ojos. Los descuidos se le escapan tanto en la obra como en las erratas.


 

DEDICATORIA

Si  viviéramos aún en una época en que la imaginación liberada de los obstáculos de la razón tomaba tan gran vuelo, revivirían las pasiones, los vicios, las bellas cualidades, buscaríamos ansiosamente los rasgos con que la virtud misma se ofrecía a los mortales. Pronto la encontraríamos, o al menos su imagen más fiel, no en el sexo que, aun en sus acciones generosas, conserva un tinte de ferocidad natural, pero aquel para quien todo lo ama, por quien todo se embellece, reconoceríamos sus encantos fuertes en un joven honesto y sensible cuyo mantenimiento anunciará la decencia, la gentileza, la amabilidad. En una palabra, haría lo que tú haces cautivando todos los corazones, marcando todos sus momentos con bondad.

¿Quién, más que yo, debería rendir homenaje a tu indulgencia? ¿Sobre quién adquirirás derechos más sagrados? Cualesquiera que sean las nuevas desgracias a las que el destino me condene, la gratitud, que tu bondad ha escrito escrito con letras de fuego en el fondo de mi corazón, no se extinguirá jamás.

En el momento en que la desgracia pesaba sobre mi cabeza, cuando huía de mi patria, arrancado de los brazos de un buen padre, privado de la más virtuosa de las madres, privado de una tierna esposa, llorando a los hijos adorados, alejado de un amigo incomparable, viéndome como un proscrito en la tierra, la desesperación parecía ser mi única compañera.

Perseguido por lúgubres pensamientos, vagaba por los bosques de Lacq, cuando el cielo, sin duda conmovido de mi estado, me ofreció tu vista. Mi abatimiento, mi apariencia más que descuidada, alejado de todo, solo despertó vuestro interés. Os dignastéis hacerme llamar por vuestros hermanos, adivinaste por una sensibilidad instintiva el exceso de mis penas. No te limitaste a concederme una piedad estéril. Tomastéis la resolución de verter en las heridas de mi corazón una saludable belleza. A través de ti, adquirí en tu padre un amigo con quien he pasado días tan felices, cuántas veces a la vista de su proceder delicado he gritado:

¡Un verdadero amigo es algo dulce!
Busca tus necesidades en el fondo de tu corazón.
Te ahorra la vergüenza
de revelárselas tú mismo (La Fontaine).

Durante la brevísima calma que disfrutamos, me mostraste el deseo de educarte, un deseo loable que me lisonjeé de cumplir, y que, debido a las circunstancias, me veo reducido a aconsejarte que no lo pierdas de vista. Para contribuir, en la medida de mis posibilidades, al éxito de tus planes, te recordaré nuestras conversaciones sobre este importante tema.

No nos fue difícil establecer como primer principio que cualesquiera que sean los ricos dones que un mortal reciba de la naturaleza, el estudio es necesario: le aproxima a la perfección, le asegura en todas las épocas de la vida recursos igualmente útiles y agradables.

Tan brillantes ventajas nos encantaron sin deslumbrarnos. Pocas reflexiones bastaron para hacernos sentir que la mujer, llamada a llenar de dulzura las respetables funciones de madre de familia, solo debía adquirir conocimientos para ofrecer a su marido una agradable conversación, solo para asegurar la educación de sus hijos. Prométete evitar la pasión por las letras y la ciencia que, al desviarte de tus deberes domésticos, te expondría a convertirte en el más ridículo de los seres, un pedante.

No es, decimos, del número sino de la bondad de las lecturas de donde se obtienen grandes ventajas. Como el cuerpo, el espíritu se marchita si le falta alimento o si se sobrecarga de alimento. Es una buena elección una cantidad moderada, que se deben a una buena elección, que se deben a la importancia, el brillo, en fin, todos los signos de la salud. «Los buenos libros, dijo Vivonne a Luis XIV, producen el mismo efecto en mi mente que las suculentas perdices de su majestad en mis rubicundas mejillas». Resolvimos, pues, tomar solo unos pocos volúmenes de entre la espantosa cantidad de obras impresas. Mi experiencia puede serles útil a la hora de elegir, he disfrutado del puro placer de ver una circunstancia favorable para darle públicamente una pequeña muestra de mi profunda gratitud.