La crítica se dirige al poema de Mor de Fuentes dedicado a la batalla de Trafalgar que tuvo lugar el 21 de octubre de 1805. La poesía se valora como efecto del amor patriótico de quien lo escribe y obecede al propósito de mostrar a la posteridad las hazañas de aquellos «heroicos guerreros», como se los llama. La falta poética y otros defectos formales se excusan en favor de la noble causa que los inspira.
El poeta, se dice, cede ante el entusiasmo que el acontecimiento y su patriotismo le provocan trasladando tales sentimientos al lector de sus versos:
Con igual entusiasmo al del poeta hemos leído sus versos y, prueba del fuego que respiran, es que hemos sentido reanimarse en nuestro pecho el amor a la patria, nuestro respeto y veneración por su héroes. ¿Cuál será el poeta que no ceda a su entusiasmo y que, arrastrado por él, no quiera casi instantaneamente hacer que resuene su voz del uno al otro polo?. Ni el compositor se detendrá a consultar una crítica fría y severa, ni el que lea sus versos podrá reparar en faltas que una detenida lectura hará fácilmente desaparecer.
[...] Diremos, pues, que, por lo general, hemos hallado en esta composición fuego y entusiasmo, pinturas animadas, descripciones que muestran que el autor es no menos inteligente en las marítimas evoluciones que en las reglas poéticas (p. 194).
El acontecimiento mereció también que le dedicaran pormas Leandro Fernández de Moratín, Manuel José Quintana y Francisco Sánchez Barbero.