Biblioteca de la Lectura en la Ilustración
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Identificación

Del entusiasmo absolutamente necesario en poesía

1789

Resumen

Esta publicación seriada contiene las noticias que los diarios europeos publicaban sobre Ciencia, Arte, Literatura y Comercio. Su edito fue Cristóbal Cladera (1760-1816) y entre sus colaboradores destacaron Valentín de Foronda (1751-1821) y José Isidoro Morales. 

El artículo recogido, procedente de un periódico londinense, defiende el entusiasmo como cualidad poética esencial vinculada principalmente a la elocución y el lenguaje, a diferencia, por ejemplo de lo que propugna Betinelli en su ensayo L'Entusiasmo (1769).

Descripción bibliográfica

«Londres. Del entusiasmo necesario absolutamente en la poesía», Espíritu de los mejores diarios literarios que se publican en Europa, 1789, núm. 177 (20 abril), pp. 1128-1129.
Sign.: BNE 2/38484 (18).

Ejemplares

Biblioteca Nacional de España

Hemeroteca digital

Bibliografía

Jüttner, Siegfried, Espíritu de los mejores diarios que se publican en Europa (1787-1791). Índices (onomástico y de fuentes, de obras y toponímico), Frankfurt am Main: Peter Lang, 2009.

Varela Hervías, Eulogio, Espíritu de los mejores diarios que se publican en Europa. Madrid, 1787-1791, Madrid: Biblioteca Municipal, 1966.

Cita

(1789). Del entusiasmo absolutamente necesario en poesía, en Biblioteca de la Lectura en la Ilustración [<https://bibliotecalectura18.net/d/del-entusiasmo-absolutamente-necesario-en-poesia> Consulta: 28/03/2024].

Edición

El mérito esencial de la poesía consiste en el entusiasmo que no es otra cosa que el lenguaje sublime, enérgico y eficaz del sentimiento que se experimenta. Poséanse todas las demás cualidades, sin entusiasmo no valen nada y sin él nadie será poeta, al paso que, con efectos y con este noble fuego, podrá uno llegar a tener un distinguido mérito en la poesía. El entusiasmo es relativo a los diferentes géneros de la poética. La égloga no pide la elevación ni el calor de la oda, ni el apólogo las circunstancias del poema épico. Ovidio en su línea tiene bastante entusiasmo y pudo haber llegado a la cumbre del Parnaso. Valerio Flacco, autor del poema de los argonautas, entre los griegos y Silio Italico entre los latinos ocupan el último lugar porque sus obras son demasiado estudiadas y faltas de entusiasmo [1]. Semejantes a estos son muchos de nuestros poetas, particularmente dramáticos, cuyas piezas con todo el mérito del diseño de la conducta, de la versificación, pecan por falta de entusiasmo. En ellos bien se advierte el cuidado y el estudio pero no genio y con esto dan a entender que sus autores tuvieron talento pero que no fueron poetas.

Es preciso explicar el argumento que se saca de la elocuencia para concluir por vía de comparación que como hay grados entre los oradores debe haberlos igualmente entre los poetas. La elocuencia supone muchas más cualidades adquiridas que la poesía. Así es que un orador mediano puede ocupar un lugar muy honorífico. Por ejemplo, el que sin ser un Demóstenes ni un Cicerón es comparable a Bossuet, a Bourdalou y Masillon [2]. No sucede lo mismo en la poesía. El entusiasmo de que hablamos arriba es esencialísimo, no puede adquirirse y si falta se verifica lo de Horacio: si paulum a summo discessit, vergit ad imun.

  1. Valerio Flacco fue autor de la Argonautica y Tiberio Cacio Asconio Silio Itálico del largo poema épico Punica.
  2. Jacques Bénigne Bossuet (1627-1704), Luis Bourdaloue (1632-1704) y Jean-Baptiste Massillon (1663-1742) fueron muy reconocidos por sus sermones y su labor como predicadores.