Gusto
Léxico estético-literario
Facultad de sentir o apreciar lo bello o lo feo.
Manera de sentirse o ejecutarse la obra artística o literaria en país o tiempo determinado (Diccionario de la Real Academia Española).
Referencias en las que aparece
1747 - Les Beaux Arts reduits a un même principe
El gusto es en las artes lo que la inteligencia es en las ciencias. Sus objetos son diferentes en verdad, pero sus funciones tienen entre ellas una tan gran analogía que la una puede servir para explicar la otra, p. 58. [Le goût est dans les arts ce que l'intelligence est dans las sciences. Leurs objets sont différens à la verité, mais leur fonctions ont entre elles une si grande analogie que l'une peut servir à expliquer l'autre]
Y el gusto: la facilidad de sentir lo bueno, la malo, lo mediocre y de distinguirlos con certeza, p. 59. [Et le goût: la facilité de sentir le bon, le mauvais, le médiocre, et de les distinguer avec certitude]
El gusto es, por lo tanto, un sentimiento. Y como, en la materia de la que se trata aquí, este sentimeinto tiene por objeto las obras de arte, y que las artes, como hemos probado, no son sino imitaciones de la bella naturaleza, el gusto debe ser un sentimiento que nos advierta si la bella naturaleza está bien o mal imitada. Es así como se desarrollará cada vez más, p. 60-61 [Le goût est donc un sentiment. Et comme, dans la matière dont si s'agit aci, ce sentiment a pour objet les ouvrages de l'art, et que les arts, comme nous l'avons prouvé, ne sont que des imitations de la belle nature, le goût doit être un sentiment qui nous avertir si la belle nature est bien ou mal imitée. Ceci se développera de plus en plus la suite].
1797 - Principios filosóficos de la literatura o Curso razonado de Bellas Letras y Bellas Artes, Tomo I
El genio y el gusto tienen el mismo objeto en las artes. El uno crea y el otro juzga, y así si es verdad que aquel produce las obras del arte por medio de la imitación de la bella naturaleza [...], este, que juzga de sus producciones, no debe quedar satisfecho sino cuando es bien imitada, p. 49.
Solo, pues, toca al gusto hacer estas obras maestras y dar a las del arte aquel aire de libertad y de facilidad que forma siempre en ellas el mayor mérito, p. 52.
El gusto en las artes es lo que la inteligencia en las ciencias. Sus objetos son a la verdad diferentes, mas sus funciones tienen entre sí tal analogía que la una puede servir para explicar la otra, p. 52.
La inteligencia considera lo que son los objetos en sí mismos, según su esencia y sin relación alguna a nosotros. El gusto, por el contrario, no se ocupa de estos mismos objetos sino por la parte que tienen relación con nosotros, pp. 52-53.
Una inteligencia, pues, es perfecta cuando ve claramente y distingue sin errar lo verdadero de lo falso, la probabilidad de la evidencia. Del mismo modo, el gusto es también perfecto cuando por medio de una impresión distinta siente lo bueno y lo malo, lo excelente y lo mediano, sin confundirlos jamás ni tomar uno por otro. Esto supuesto, puede definirse la inteligencia: una facilidad de reconocer lo verdadero y lo falso, y distinguir lo uno de otro; y el gusto, la facilidad de sentir lo bueno, lo malo y lo mediano, y distinguirlos con certeza, p. 53.
El gusto, pues, es un sentimiento y, como en la materia de que aquí se trata tiene este por objeto las obras del arte y las Bellas Artes no son, como hemos ya probado, más que unas imitaciones de la bella naturaleza, debe el gusto ser un sentimiento que nos advierta si esta ha sido bien o mal imitada, p. 54.
El gusto que se ejercita en las artes no es un gusto facticio; es una parte de nosotros mismos que ha nacido con nosotros y cuyo oficio es encaminarnos a lo que es bueno; el conocimiento que le precede es la antorcha, p. 56.
El gusto es la voz del amor de sí mismo. Hecho únicamente para gozar, es ávido de todo cuanto puede proporcionarle cualquiera sensación agradable. Como nada hay que nos lisonjee tanto como lo que se acerca a nuestra perfección o puede hacérnosla esperar, se sigue que nuestro gusto jamás queda más satisfecho que cuando se nos presentan objetos en un grado de perfección que ayude a nuestras ideas, y parezca prometernos impresiones de un nuevo grado o carácter las cuales saquen a nuestro corazón de cierta especie de entorpecimiento en que le dejan los objetos a que está habituado, pp. 68-69.
Gusto es el conocimiento de las reglas por sentimiento, p. 90.
La naturaleza es el solo objeto del gusto, p. 93.
Hay otra especie de comparación que no es del arte con la bella naturaleza. Esta es la de las diversas impresiones que producen en nuestros espíritus las diferentes obras de un mismo arte en la propia especie. Es una comparación que se hace solo por medio del gusto, en vez de la otra se hace por medio del gusto y el espíritu. Como la decisión del gusto, igualmente que la del espíritu, debe estar fundada sobre la elección y cualidad de los objetos que se imitan y sobre el modo con que son imitados, se encuentra en esta decisión del gusto la del espíritu, pp. 101-102.
1816 - Lecciones sobre la Retórica y las Bellas Letras, Tomo I
[...] Facultad a que siempre se apela cuando se trata del mérito del discurso y de los escritos, p. 17.
Se puede definir el gusto "la facultad de recibir placer de ls bellezas de la naturaleza y del arte", p. 18.
El ánimo no solo recibe placer de una bella perspectiva o un poema delicado por una averiguación del entendimiento o deducción del raciocinio, sino que estos objetos nos hieren a veces por instinto, y nos hacen fuerte impresión, sin que podamos señalar las razones del gusto que experimentamos, p. 19.
De aquí se infiere que la facultad de recibir placer de estas bellezas se parece más a una sensación de un sentido que a una operación del entenidmiento. Por esto ha tomado el nombre de un sentido externo y aquel sentido, por el cual recibimos y distinguimos los placeres de los manjares, ha dado en varias lenguas a la palabra gusto la significación metafórica bajo la cual la consideramos ahora, p. 19.
No se ha de inferir de aquí que deba excluirse a la razón del ejercicio del gusto, p. 19.
Aunque el gusto venga a parar en cierta afición natural y de instinto a la belleza, la razón [...] le ayuda en muchas ocasiones y sirve para extender sus facultades, p. 19.
El gusto en este sentido es una facultad común en cierto grado a todos los hombres, pp. 19-20.
[...] Los principios del gusto están profundamente grabados en el corazón del hombre y que no le es menos esencial tener algún discernimiento de la belleza que poseer los atributos de la razón y la palabra, p. 20.
Sobre la naturaleza del gusto, considerado como facultad del ánimo, se encuentra mucho menos entre los retóricos y críticos antiguos que entre lso modernos, p. 20.
En algunos solo aparecen unas débiles vislumbres; solo perciben las bellezas más groseras, y solo reciben impresiones débiles y confusas, mientras que en otros el gusto llegar a ser un discernimiento agudo y vivo goce de las bellezas más acendradas, p. 23.
[...] El gusto es la cualidad más perfectible de cuantas tiene el hombre, pp. 23-24.
[...] Al paso que vamos teniendo experiencia en esta clase de obras, el gusto se va ilustrando y rectificando por grados: empieza a percibir no solo el carácter del todo, sino las bellezas y defectos de cada una de las partes, y puede señalar con particularidad lo que se debe represender o alabar. [...] De esta manera el ejercicio mejora el gusto considerado como mera sensibilidad, p. 26.
Pero aunque el gusto se funde por último en la sensibilidad, no se funda solamente en una sensibilidad, obra del instinto. La razón y el buen sentido, como antes lo insinué, tienen tan grande influencia en todas las operaciones y decisiones del gusto que, para decirse este perfecto, debe ser considerado como una facultad compuesta de la natural sensibilidad a la belleza y de un entendimiento cultivado, pp. 26-27.
El placer que recibimos de estas imitaciones o representaciones se funda solo en el gusto, pero el juicio del acierto o desacierto en ellas pertenece al entendimiento el cual compara la copia con el original, p. 27.
En su estado de perfección es indudablemente resultado de la naturaleza y del arte. Supone ya refinado el sentimiento natural de la belleza por la frecuente atención a los objetos más bellos y guiados al mismo tiempo y mejorados por la luz del entendimiento, p. 29.
Los caracteres del gusto en su estado de perfección se reducen a dos, delicadeza y corrección, p. 29.
La verdad, que es el objeto de la razón, es una sola; la belleza, que lo es del gusto, es de muchas maneras. Por tanto, el gusto admite latitud y variedad de objetos, compatibles con su bondad y exactitud, pp. 36-36.
Cuando decimos que la naturaleza es el modelo del gusto, establecemos un principio muy verdadero y muy exacto, pero la dificultad está en hacer de él la debida aplicación, p. 37.
Es preciso que se tenga por bello aquello que admira el mayor número de los hombres; es preciso que se tenga por exacto y verdadero el gusto que coincide con el modo de pensar más común entre ellos, p. 38.
Los que insisten en el sentimiento, no por eso dejan de aplicar la razón a las materias de gusto, p. 41.