Erudición
Léxico sobre la lectura
La palabra erudición que viene de la latina erudire, enseñar, significa propiamente «ciencia», «conocimiento», pero con más particularidad se la ha aplicado a aquel género de saber que consiste en el conocimiento de muchos hechos y que es fruto de una vasta lectura.
Referencias en las que aparece
1782 - Encyclopédie méthodique. Grammaire et Littérature, Tome I
Esta palabra, que viene del latín erudire, enseñar, significa propia y literalmente “saber”, “conocimiento”, pero se aplica más particularmente al género de saber que consiste en el conocimiento de los hechos y que es el fruto de numerosas lecturas. Se reserva el nombre de ciencia para los conocimientos que tienen más directamente necesidad de razonamiento y de reflexión, como la Física, las Matemáticas, etc. y el de Bellas Letras para las producciones agradables del espíritu en las cuales la imaginación tiene la mayor parte, como la Elocuencia, la Poesía, etc., p. 783.
1782 - Reflexiones sobre el buen gusto en las ciencias y en las artes
Para conocer más bien en qué consista y cómo se forme el discernimiento de lo mejor, convendrá que dividamos en dos partes el vasto campo de la literatura. A la una llamaremos Filosofía y a la otra Erudición, p. 23.
La segunda se ejercita acerca de las cosas y de las acciones mismas. Pero el objeto de las dos es siempre la verdad o, a lo menos, lo más probable y verosímil. Toca, pues, a la Erudición el conocer todas las cosas y sus efectos, cuales son las acciones de los hombres de diferentes tiempos y lugares, los lugares mismos, el temperamento, inclinaciones y costumbres de los pueblos, las opiniones del vulgo y de los literatos. En una palabra, cuanto puede caer bajo el nombre de Historia tanto se comprende también el de Erudición, de suerte que aun el saber los preceptos de los sabios, las leyes civiles, los dogmas de la religión católica, que es lo que llamamos Teología positiva, no es, en mi concepto, otra cosa que Erudición cuando solo se busca o se ensaña lo que han dicho y determinado los mayores, sin añadir las razones o fundamentos por que lo determinaron, p. 24.
[...] Ahora que la abundancia de buenos libros, así antiguos como modernos, y las grandes luces esparcidas por toda la literatura ofrecen a los estudiosos tanta proporción para ejercitarse notablemente en las materias de erudición, es cosa muy extraña que haya quien se atreva a comparecer en un mundo tan culto con todos los defectos de los siglos ignorantes, p. 26.
Puede suceder, no obstante, que, aunque la Erudición no sea nueva, cause con todo [...] gusto a los lectores. Porque no solo nos deleitan las verdades deconocidas, sino aun acaso mucho más la novedad del método y del estilo con que se nos presentan. Cuando el entendimiento no pueda tener el gusto de aprender cosas nuevas, y no vulgares conocimientos, puede, y debe, alegrarse cuando se le presentan noticias que, aunque comunes, están ordendas con nueva disposición, claridad y gracia, pp. 28-29.
[...] ¿Cuántos libros han salido, y salen a luz todos los días, de los cuales ni los inteligentes perciben gusto alguno ni provecho los ignorantes? Falta en ellos generalmente la virtud de enseñar y de aprovechar, y ni siquiera tienen la última que suele buscar el buen gusto, esto es, la gracia de deleitar, p. 30.
La Erudición, para granjearse justamente los aplausos de los sabios, debe estar unida muy estrechamente con la Filosofía, que es la que da la mayor parte del valor intrínseco a las cosas. [...] Le damos a este nombre [Filosofía] una significación más genérica y universal, entendiendo por él la facultad de discurrir y de combinar con tino y exactitud las razones, las causas, los efectos, los enlaces y relaciones de las cosas o, por el contrario, su oposición, desigualdad y desemejanza, y sobre todo la virtud de distinguir lo verdadero de lo falso, lo malo de lo bueno, lo bello de lo grosero, la apariencia de la sustancia, la opinión de la ciencia y lo cierto de lo incierto, sin dejarse alucinar por la preocupación, engañar por los sofistas y declamadores importunos e ignorantes, ni llevar del mal gusto del tiempo, ni de otros enemigos de la verdad y de la belleza, pp. 32-33.
También la Filosofía necesita, y se vale, de la Erudición. Hay mucha diferencia entre las dos y consiste en esto: la Erudición nos da a conocer las cosas existentes, sucedidas, hechas y pensadas en el gran teatro del mundo. La Filosofía nos enseña los primeros principios, las máximas generales, las razones, relaciones, causas y efectos de las mismas cosas, y a aplicar estas máximas, ideas y principios a los casos particulares que van ocurriendo. Y así la Erudición propiamente no consiste más que en enriquecer la memoria; la Filosofía en dirigir el entendimiento y, por consiguiente, es tanto más apreciable esta que aquella, cuanto es evidente que la esencia propia y verdadera del hombre consiste, no en la memoria, sino en el entendimiento. Pero como para la aplicación de los principios y máximas generales es indispensable el estar proveido cualquiera de ideas particulares, es constante que nunca la filosofía pordrá hacer grandes progresos cuando carezca del socorro de la erudición, pp. 46-47.
Lo mismo viene a suceder en la Teología. Propiamente la dogmática no es más que un ramo de Erudición. Así como esta se adquiere a fuerza de mucha lectura, también la teología dogmática consiste en leer y aprender las doctrinas que han dejado escritas los autores canónicos, los concilios y los santos padres, p. 47.
1796 - Discurso de Mr. D'Alembert sobre la Erudición
La palabra erudición que viene de la latina erudire, enseñar, significa propiamente «ciencia», «conocimiento», pero con más particularidad se la ha aplicado a aquel género de saber que consiste en el conocimiento de muchos hechos y que es fruto de una vasta lectura, p. 259.
La Erudición, considerada con relación al estado presente de las Letras, comprende tres ramos principales: el conocimiento de la Historia, el de las lenguas y el de los libros, p. 260.
1802 - Curso completo de erudición universal o Análisis abreviada de todas las ciencias, buenas artes y bellas letras, Tomo I
La Erudición tiene mucho influjo en los progresos del espíritu humano y no se aprende en las escuelas. Los conocimientos que sacamos de ellas suelen ser áridos y secos, y después de diez, veinte, o más años de carrera, nos contentamos con la teoría de una ciencia sin avergonzarnos de haber gastado la salud, la aplicación y tiempo, pp. ix-x.
Por la palabra erudición, tomada en el sentido más vasto, entendemos el conocimiento de todas las cosas posibles. Esta definición, aunque vaga, no deja de ser muy justa. Cuanto más se multipliquen los conocimientos del hombre, resultará tanto más erudito.Todas las artes útiles, todos los oficios, todas las ciencias, hasta las más frívolas, se hallan comprendidas en esta idea general de la erudición, p. 1.
En el espíritu de esta obra por la palabra erudición comprendemos solamente la reunión de todas las ciencias y artes liberales, de las cuales nos proponemos hacer una breve y sucinta análisis, p. 2.
1805 - Principios filosóficos de la literatura o Curso razonado de Bellas Letras y Bellas Artes, Tomo IX
Esta palabra, que viene del latín erudire, enseñar, significar propiamente y a la letra, conocimiento, saber, pero se la ha aplicado más particularmente a la especie de saber, que consiste en el conocimiento de los hechos y es fruto de una gran lectura, p. 256.
La Erudición debió su renacimiento al estudio de las lenguas griega y latina: el profundo estudio de estas y de los autores que la habían hablado preparó insensiblemente a los ingenios para que tomasen el gusto a la sana literatura, p. 267.
Los objetos ordinarios de la Erudición están como agotados por el gran número de literatos que se dedicaron a este género y, siendo por lo común poco importante el objeto de los descubrimientos que restan por hacer, es, por tanto, poco a propósito para excitar la curiosidad, p. 271.