La Encyclopédie méthodique, ou par ordre des matières, par une société de Gens de Lettres, de savans et d’artistes; précédée d’un vocabulaire universel, servant de Table pour tout l’ouvrage (1782-1832), que empieza su andadura en el último tercio del siglo XVIII, es hija de la Encyclopédie, ou Dictionnaire raisonné des Sciences, des Arts et des Métiers (1751-1772), la magna obra colectiva dirigida por Denis de Diderot (1713-1784) y Jean le Rond d’Alembert (1717-1783).
El tomo I comprende la «Avertissement» (pp. v-viij) y las voces comprendidas entre la A y «Espérer».
Amigo de los filósofos, Charles-Joseph Panckoucke (1736-1798), hijo y nieto de libreros, relevó al editor de la Encyclopédie, André François le Breton (1708-1779), y adquirió, desde 1775, los derechos de reedición de la obra. Panckoucke concibió entonces la idea de corregirla y completarla añadiéndole un suplemento (Supplément), que vio la luz entre 1776 y 1780. Este suplemento está formado por cuatro volúmenes de texto, uno de ilustraciones y dos de Tablas de vocabulario, y, aunque quiera ser su complemento, es, en realidad, una obra distinta de la Encyclopédie. De hecho, Denis de Diderot no participó en su redacción, ni tampoco Voltaire (1694-1778), a pesar de habérselo pedido el editor. Desde 1769, Voltaire estaba entregado a sus Questions sur l’encyclopédie, una obra que su autor no firmó y cuyos 9 volúmenes fueron publicados por las prensas de Gabriel Cramer (1723-1793), en Ginebra, entre 1770 y 1772.
Fue el trabajo de los suplementos el que, a todas luces, llevó a Panckoucke a embarcarse en un proyecto editorial monumental: el de la publicación de la Encyclopédie méthodique. La también llamada Encyclopédie Panckoucke contó, desde su inicio en 1782 y hasta 1789, con el concurso de un segundo editor, Clément Plomteux, afincado en Lieja. Entre 1789 y 1793, Panckoucke continuó trabajando en solitario hasta que, en 1794, se retiró y dejó el proyecto en manos de su yerno Henri Agasse (1752-1813). A la muerte de éste, su viuda Antoinette-Pauline Agasse (1769-1843) —hija de Panckoucke—, tomó las riendas de la publicación hasta 1832. Tras medio siglo de trabajo editorial, la Méthodique constaba de 159 volúmenes de texto y 47 de ilustraciones. La obra tuvo suscriptores en toda Europa.
La primera noticia que tenemos de la Encyclopédie méthodique data de 1781 y fue publicada en el Mercure de France del mes de diciembre. Tratando de captar suscriptores, los editores anunciaban en un artículo que adelantaba los contenidos del Prospectus, la inminente publicación de una enciclopedia organizada por materias que, por su naturaleza, habría de constituir «una Biblioteca completa de todos los conocimientos humanos» (Panckoucke, 1781:51-52). Se trataba, según ellos, de la mayor y más útil iniciativa editorial jamás llevada a cabo (Panckoucke, 1781:52), aunque pronto se apresuraban a puntualizar que no había en ello intención alguna de sustituir a la Encyclopédie o rivalizar con ella.
Ni suplantar, ni relevar: la Méthodique aspiraba más bien a completar y a corregir algunas «imperfecciones» de la Encyclopédie que ya habían sido detectadas por su director, Diderot. Además de enmendar faltas y errores, convenía, según él, cuidar la selección de autores y redactores, así como la calidad de los artículos. Pero, sobre todo, preocupaba a Diderot el reducido número de reenvíos de los artículos entre sí: el orden alfabético de la Encyclopédie mostraba sin ambages el inventario de objetos abordados, pero era escueta a la hora de indicar relaciones que pudieran revelar vectores de coherencia alternativos al carácter meramente acumulativo del orden alfabético.
Asimismo, los editores recuerdan que el propio Voltaire, en sus Questions sur l’Encyclopédie, ya consideraba necesaria la corrección de faltas y erratas de la primera edición de l’Encyclopédie a la vez que cuestionaba su organización: al señor de Ferney le parecía menos eficiente la reunión de todos los conocimientos por orden alfabético en un solo diccionario que la confección de un diccionario centrado en una disciplina particular (Panckoucke, 1781:54). En las críticas de Voltaire y Diderot hallan los editores materia para fundamentar las suyas y justificar su propio trabajo: lo que está en tela de juicio no son los materiales de la Encyclopédie sino el método con que fue confeccionada. Y es que el orden alfabético, que tenía la ventaja de permitir cartografiar los conocimientos de la época, generaba, sin embargo, un acopio de artículos inconexos y «perdidos en un vasto océano» (Panckoucke, 1781:54). Para enmendar esta deficiencia, los editores se proponen llevar a la práctica un método alternativo: agrupar los artículos por materias de modo que cada Ciencia y cada Arte posea su propio diccionario y que «este diccionario sea como un Tratado completo sobre esa ciencia» (Panckoucke, 1781:54).
En la Méthodique, según se deduce de la primera impresión de sus editores, diccionario y tratado no serán géneros antagónicos, sino que estarán llamados a conciliar dos aspectos aparentemente contradictorios: el «estudio de los detalles», que correrá a cargo del Diccionario, y la «instrucción general», que incumbirá al Tratado. Con ello, se logrará que el «Diccionario pueda fácilmente convertirse en Tratado» (Panckoucke, 1781:55) y que la obra se beneficie de las ventajas de ambos métodos prescindiendo de sus inconvenientes.
Los editores enumeran a continuación las intervenciones que se realizarán sobre la Encyclopédie: junto con las necesarias correcciones, la Méthodique agrupará todos los artículos relacionados con cada una de las ciencias y las artes, además de añadir los artículos omitidos y los del Supplément así como las novedades surgidas con posterioridad a la publicación de l’Encyclopédie. En el Prospectus de 1783, los editores irán hasta describir la manera en que la redistribución de artículos habrá de ser materializada. Dado que no se trataba de volver a hacer la Encyclopédie, sino de recomponerla, se imponía utilizar dos ejemplares impresos de la Encyclopédie y otros dos del Supplément cuyos artículos fueron literalmente recortados sobre el papel y reagrupados por materias, antes de retornar al orden alfabético. Los enciclopedistas no tuvieron que esperar a la revolución tecnológica para fraguar la rearticulación del método cortando y pegando (Panckoucke, 1783:5). El despiece de artículos y su ulterior reorganización, harán posible la reparación de errores, pero también permitirán identificar e incorporar las entradas que faltan para completar las nomenclaturas de cada una de las partes (Panckoucke, 1781:55): la Méthodique, como cualquier otra enciclopedia, se reconoce necesariamente incompleta y se define como una obra abierta.
Una última instrucción de los editores, propone una rigurosa correspondencia entre los textos y las ilustraciones; la reducción del número de ilustraciones, así como la supresión de las ilustraciones inútiles y su sustitución por otras de mayor utilidad reforzarán la coherencia general de la obra (Panckoucke, 1781:56).
Sin embargo, la necesidad de renovar el método no atañe únicamente a la producción de la obra pues las cuitas de los libreros están en buena medida focalizadas sobre el lector que, a su vez, es potencial suscriptor y comprador.
En el epígrafe que cierra el artículo aparecido en el Mercure de France, los editores recuerdan con insistencia que el criterio que ha prevalecido a la hora de publicar la Méthodique es su utilidad. Utilidad y accesibilidad garantizan su venta. De ahí que la reimpresión remozada de la Encyclopédie aúne tres rasgos que rara vez concurren en este tipo de obra: un texto excelente, una bella edición y, más difícil si cabe, un precio asequible (Panckoucke, 1781:148). Hoy como ayer, el mercado manda y la Méthodique tiene que competir con multitud de ediciones de la Encyclopédie que han llevado su precio a la baja y se sabe amenazada por las «contrefaçons» (Panckoucke, 1781:148), es decir por la «piratería» de la época. De hecho, al igual que la Encyclopédie, la Méthodique fue pirateada (“contrefaite”) en Padua, mientras ésta perteneció a la República de Venecia (Encyclopédie méthodique. Nouvelle [sic] Édition enrichie de remarques dédiée à la sérénissime République de Venise —entre 1784 y 1817) y con posterioridad a la caída de la República veneciana en 1797 (Encyclopédie méthodique par ordre des matières).
Los editores deben vencer las trabas impuestas por el mercado para que la obra cumpla con la misión filantrópica de permitir a sus lectores el acceso a las Luces. En este sentido, la primera finalidad interna tanto de la Encyclopédie como de la Méthodique es de tipo pedagógico, pues la obra debe contribuir a dar satisfacción, de manera prioritaria, a la curiosidad del lector y a su deseo de aprender. Con todo, el método de la Méthodique presenta limitaciones pedagógicas para los lectores más avezados en la medida en que la adopción de la clasificación del conocimiento por materias, en la práctica, no contribuye a la transformación del diccionario en tratado, como lo habían planteado inicialmente los editores, dado que, lejos de excluirlo, insiste en el orden alfabético, el único que, en realidad, puede materializarse en una obra impresa y, por lo tanto, el único que es posible ofrecer al lector. En estas condiciones, la Méthodique proporcionará a los lectores/compradores, a lo sumo, diccionarios especializados por materias. A fin de cuentas, está en la naturaleza de la enciclopedia el ser un diccionario y no un tratado.
¿Cómo entonces elevar el rango del conocimiento revelar, para ponerlas de manifiesto, las redes de coherencia que pueden establecerse en el ámbito de los conocimientos reunidos en la enciclopedia? Si bien es cierto que el orden alfabético facilita a sus lectores el acceso a las palabras —a los términos— y a su significado, no lo es menos que un lector de enciclopedia no se conforma con los significados que encontraría más fácilmente en cualquier otro diccionario. Pero, por otra parte, el orden alfabético, que en sí mismo, no basta para generar la operación hermenéutica e interpretativa, tal y como lo plantea Leca-Tsiomis en un artículo titulado «Une tentative de conciliation entre ordre alphabétique et ordre Encyclopédique», es sin embargo indispensable porque informa la posibilidad de estructurar los conocimientos diseminados en el diccionario en un sistema racionalmente anclado en el orden alfabético y no en la ordenación divina (2006: 66). De ahí la insistencia con la que los impresores solicitan que sea completada la nomenclatura al objeto de confeccionar un catálogo exacto de las palabras que aparecen en las entradas de la enciclopedia (1781:46). Es posible que ésa sea también la razón por la cual d’Alembert antepuso en el «Discours préliminaire» de la Encyclopédie el orden alfabético —el de las palabras— al orden enciclopédico —el de las ideas y las relaciones entre ideas— (1751: xxxvi). Ese orden enciclopédico es la organización por materias que rechazaron o pospusieron Diderot y d’Alembert; pero el orden enciclopédico es también el que surge de los reenvíos internos entre los distintos artículos. Los reenvíos son indicaciones que aparecen en algunas entradas de la Encyclopédie y su función es la de establecer relaciones entre términos distintos o bien entre disciplinas que comparten un mismo término. Lo dice Claire Fauvergue, en la Encyclopédie los encadenamientos de conocimientos están «inscritos en el texto de los artículos, no bajo una forma discursiva sino bajo la forma de renvíos […] [que] son el signo de una configuración de palabras y cosas que le corresponde desarrollar [al lector]» (2010: 59). En la petición interpretativa del reenvío, se concentra la operación hermenéutica que desempeña un papel fundamental en la construcción del orden enciclopédico. De hecho, cabría afirmar que, con cada reenvío, se reconfigura el sistema mediante el encadenamiento de conocimientos pues la materialización de esta reconfiguración ocurre esencialmente en el acto de la lectura. Tal vez por eso Diderot insiste tanto en la necesidad de incrementar su número; tal vez por eso se empeñan los editores de la Méthodique en mantener y aumentar los reenvíos, en multiplicar e incrementar los métodos que contribuyan a destapar el orden enciclopédico (Panckoucke, 1781:55), ahorrándole al lector algunas tareas que no siempre están a su alcance y cuya elaboración debería ser íntegramente responsabilidad de autores y redactores (Panckoucke, 1781:56). El método que abre la llave del orden filosófico es común a todas las materias y aparece descrito por los editores. Además de organizar las entradas por materias, de completar las nomenclaturas que determinarán las entradas de cada diccionario de materia (Panckoucke, 1781:57), autores y editores deberán proporcionar a sus lectores un plan de la Ciencia o Arte y establecer el mapa de los reenvíos pertinentes (Panckoucke, 1781:56).
Por otra parte, cada Diccionario irá precedido de un «Discurso preliminar» y de un «cuadro analítico» que indicará, no el orden de aparición de las palabras, sino el orden en que éstas deben ser leídas de modo que cada lector pueda recorrer, mediante su lectura, una red de coherencia que él mismo habrá de tejer saltando de un artículo a otro (Panckoucke, 1781:57). Gracias a estos cuadros sinópticos, el lector estará en condiciones de captar «de un vistazo» —es decir, podrá ver con sus propios ojos— el conjunto de vínculos que mantiene cada palabra con la disciplina que la engloba (Panckoucke, 1781:57). Lo visible y lo legible se completan: gracias a su disposición gráfica, los cuadros despliegan visualmente las relaciones lógicas y las redes de coherencia entre términos, mientras que a la especificación de los términos se accede a través de la lectura de los artículos de la enciclopedia. Se entiende así que el método de la Méthodique consista en buena medida en pautar la interpretación de la organización de los conocimientos que intervienen en la configuración de una Ciencia o Arte para comprender la coherencia de dicha ciencia o los distintos tipos de coherencia que en ella confluyen.
Digamos, por último, con Fauvergue, que todas estas estrategias tienen como meta principal el favorecer la lectura enciclopédica (Fauvergue, 2014:783), pero igualmente la de producir en su lector una comprensión de su coherencia epistemológica. Y, dado que el orden alfabético es el bastidor indispensable sobre el que descansa toda la operación, el orden enciclopédico no desestabilizará el orden alfabético sino que, salvo en el caso de los reenvíos, será igualmente inducido por objetos externos al propio texto enciclopédico como, por ejemplo, los Prospectus (1781, 1782, 1783) publicados por los editores que instruyen a autores y redactores y lectores, describiendo los protocolos que han de reproducir cada uno de los diccionarios particulares para proporcionar sistematicidad al conjunto de la obra.
El decimoctavo diccionario de la Encyclopédie Méthodique está dedicado a la Gramática y a la Literatura y lleva por título La Grammaire et la Littérature par une société de gens de Lettres; (M. Marmontel, de l’Académie Française; M. Beauzée, de la même Académie). Los tres volúmenes de que consta el diccionario fueron objeto de una publicación escalonada: el primero, es de 1782, el segundo de 1784 y el tercero de 1786. Nada hay que quebrante el orden alfabético que, imperturbable, transita desde el primer tomo hasta el tercero. Este diccionario está dedicado, según el editor, a esa parte de los conocimientos humanos unidos por el principio común del «arte del lenguaje» (Panckoucke, 1781: 124). Significa ello que, aunque estos conocimientos se dividan en dos partes —Gramática y Literatura—, los artículos relacionados con la gramática y la literatura se mezclarán siguiendo el desorden alfabético y sólo los reenvíos indicarán la materia a la que habrán de remitirse.
A pesar de que Gramática y Literatura aparecen unidas por el común denominador del «arte del lenguaje», en la Méthodique todo las separa, incluso la ejecución de las entradas correspondientes a cada una de ellas. La redacción de los artículos relacionados con la Gramática corrió a cargo de Nicolas Beauzée (1717-1789), miembro de l’Académie y discípulo del gramático César Chesneau Du Marsais (1676-1756), que había redactado los artículos correspondientes a la gramática en la Encyclopédie. Al fallecer Du Marsais, Beauzée fue invitado a sustituirlo en la Encyclopédie méthodique donde siguen codeándose los artículos de ambos. En el artículo del Mercure de France y que el Tomo I de 1782 reproduce en su «Avertissement» (v-viii), el editor adelanta una primera división disciplinar: la Gramática general, abordará las reglas compartidas por todas las lenguas; y, por otro lado, la Gramática particular se centrará en las normas específicas de cada idioma (Panckoucke, 1781:125). Cuando Beauzée fue llamado a colaborar en la Méthodique, gozaba ya de una merecida fama pues ya había publicado en 1767 su Grammaire générale ou Exposition raisonnée des éléments nécessaires du langage, considerada en su época una obra de referencia.
La segunda disciplina, la Literatura, no se interesa por las palabras propiamente dichas sino por la construcción del discurso. La literatura estudia el discurso a partir de dos ramas: la Poética que, en términos del editor, consiste en el «arte de embellecer» el discurso y la Retórica que es el arte de animarlo y darle vida (Panckoucke, 1781:125). Además de la Poética y de la Retórica, existe una tercera rama, la «Crítica» (Panckoucke, 1781:125) que analiza la correcta o incorrecta aplicación de las reglas de composición, así como la belleza y los defectos de las obras. La cuarta rama identificada por los editores, a saber, la «Historia de la Poesía y de la Elocuencia» no será objeto de ningún artículo específico y aparece esparcida en cada una de las grandes divisiones de la Literatura. Así, por ejemplo, al no contemplar el método biográfico, a un poeta como Homero no se le dedica ningún un artículo específico, sino que queda incluido en las entradas «Epopeya» o «Poesía» (Panckoucke, 1781: 125). Da así la impresión de que, al menos en el ámbito literario, la «Historia de la Poesía y de la Elocuencia» es una disciplina subsidiaria.
En cuanto a la «Mitología antigua», queda excluida su vinculación con la historia, la religión y las costumbres y se presenta en su relación con la poesía y el conocimiento pues es indispensable a la comprensión de los poetas griegos y romanos (Panckoucke, 1781:125-126).
Los artículos sobre Literatura fueron escritos en su mayor parte por Jean-François Marmontel (1723-1799) que, además de escritor y dramaturgo, fue académico al igual que Beauzée. También formó parte del equipo de redactores de la Encyclopédie que incluye en sus tomos 4,5,6,7 los artículos que más tarde recogió Méthodique. Debido a las vicisitudes editoriales de la Encyclopédie, Marmontel espació sus contribuciones ulteriores que fueron editadas por Panckoucke en el Supplément (1776-1780). Tanto Marmontel como Beauzée corrigen, mejoran los artículos existentes y añaden otros nuevos. Pero la Encyclopédie Méthodique cuenta con la participación de Voltaire, insigne filósofo cuyos artículos sobre literatura procedentes de Questions sur l’Encyclopédie convivirán con los de Marmontel quien, por su lado, acabará reuniendo sus artículos en el volumen titulado Éléments de littérature (1787), y dispuesto a no incluir en su tratado jerárquica alguna, decidirá no renunciar al orden alfabético.
Lo novedoso en la Encyclopédie Méthodique es la manera en que introduce el orden enciclopédico sin perturbar el orden alfabético. Si bien es cierto que los tomos destinados a reunir la nomenclatura general —titulados Vocabulaire universel—, nunca llegaron a publicarse, en el caso de la Gramática y la Literatura, el Tomo III incluye entre sus páginas 732 y 748, dos cuadros sinópticos amparados por la rúbrica «Méthode pour diriger les lecteurs dans l’étude de la grammaire et de la littérature», es decir, un método para orientar a los lectores en el estudio de la Gramática y la Literatura
El método no es otro que el de la estructuración disciplinar de Gramática y Literatura que ilustran los mapas visuales de las relaciones lógicas entre las disciplinas y los términos que éstas deben abordar. Estamos, pues, ante una interpretación epistemológica de la disciplina en la que se mantiene la escisión entre Gramática y Literatura, hecho que determina que a cada una de ellas corresponda un desarrollo distinto.
Así el método gracias al cual el lector podrá interpretar las relaciones de coherencia de una materia determinada plantea una disposición jerárquica estructurada en varios niveles que permite percibir los recovecos de su articulación disciplinar.
En lo que atañe a la Gramática, se adoptan siete divisiones que, a su vez, se subdividen hasta alcanzar un nivel de concreción suficiente como para acoger el término que aparece en la entrada del diccionario, con indicación del volumen y la página en los que se le puede localizar. Las grandes rúbricas en las que se estructura la Gramática son siete y aumentan la división anunciada en 1781 entre Gramática general y Gramática particular. Las partes de la Gramática se encuentran formuladas de la siguiente manera: 1. La palabra pronunciada o escrita, que incluye las prácticas de la escritura y de la lectura; 2. Las partes de oración, que podría corresponder a la morfología; 3. Sintaxis; 4. Lenguaje figurado y tipología de las figuras; 5. Etimología; 6. Aplicación de los principios a las lenguas, que consistiría en una gramática general aplicable a todas las lenguas; 7. Remarques particulières sur la langue française, una gramática aplicada a la lengua francesa.
Los elementos que mostramos en el «Cuadro metodológico para la Gramática» no aparecen en ninguna entrada del diccionario y funcionan como un metatexto que contribuye a la articulación epistemológica de la disciplina.
Lo mismo ocurre con el «Cuadro metodológico para la Literatura», abordado con el mismo rigor que el de la Gramática y con igual coherencia metodológica.
En el caso de la Literatura, las divisiones tampoco se corresponden con las que anunciaban los editores: la cuarta división está dedicada a la Retórica, pero la Poética es sustituida por la Poesía y sus géneros; en lugar de la Crítica y la Mitología, surge una división sobre el Estilo, otra sobre Versificación y una última denominada Literatura que entraña circularidad y parece atender tanto a perspectivas generales como a principios particulares.
Al igual que ocurría con la Gramática, únicamente cuando se ha alcanzado un nivel suficiente de concreción en las divisiones, se pueden introducir las entradas que corresponden a cada una de las partes de la disciplina.
La Encyclopédie méthodique logra con ello su objetivo, a saber, la conjunción y el cruce entre el orden alfabético y el orden enciclopédico sin que se produzcan interferencias o anulaciones. El orden alfabético se manifiesta a pie de entrada de diccionario, mientras que el orden enciclopédico lo sobrevuela, guiado por las relaciones anunciadas en los cuadros sinópticos, que acaban por asociar tanto las entradas del orden alfabético como las referencias a volúmenes y páginas a las clases abstractas en que las del orden enciclopédico las acoge.