El compilador retoma en el prólogo de este tomo III dos ideas que ya había abordado en los anteriores: la dificultad de localizar materiales y la fama de la colección.
Por un lado, ahonda en la complejidad de encontrar muchas noticias de obras y autores, hecho que contrasta con la ingente cantidad de documentos que duermen en el olvido y en el silencio y que dan fe de la riqueza de nuestra literatura. Pero introduce Sedano un hecho fundamental: el trabajo colectivo. Se asume que la labor editorial del riojano no es, en absoluto, solitaria, sino que cuenta con la colaboración de diferentes personas, más o menos eruditas, que custodian en sus bibliotecas distintas noticias que, si no fuera por la generosidad que mostraron al ponerlas a disposición de Sedano, se hubieran, quizás, perdido para siempre. El compilador, desde luego, ve facilitada, así, su tarea, a la vez que este método le sirve como propaganda para extender la idea de que su colección es un magno proyecto que cuenta con el apoyo, aval y colaboración de muchos eruditos, siempre bajo su coordinación. Como agradecimiento, Sedano incluirá el nombre de las personas que aportaron los materiales en los casos en los que proceda, hecho que se constata en los juicios críticos finales de los volúmenes. Al final del prólogo se refiere a los retratos de los autores que se incorporan a la colección. De ellos indica que son exactos y verdaderos reflejos de a quienes ilustran, y que esa máxima de fidelidad pretendida —que abordará en el prólogo del tomo IV con respecto a los criterios textuales— hace que no puedan reproducirse de todos los ingenios, pues también los hay falsos, lo que sitúa esta idea en el marco de la complejidad a la hora de encontrar materiales fiables.
El segundo punto que trata Sedano en este prólogo es el éxito de su Parnaso español, del que vuelve a decir que goza del general aplauso, aunque asume que no puede agradar a todo el mundo en una postura más estoica que las que había adoptado en los prólogos de los tomos anteriores.
Tras el prólogo del tomo III incluye la noticia biobibliográfica de los siguientes autores del volumen: Lope Félix de Vega Carpio, Bartolomé Juan Leonardo de Argensola, Vicente Espinel, Cristóbal Suárez de Figueroa y Salvador Jacinto Polo de Medina. Sigue la selección de composiciones poéticas de Lope (a través de géneros y formas tan variadas como la silva, el madrigal, la estancia, la égloga, la canción, la elegía o el soneto), Alonso Verdugo de Castilla, Manuel Pellicer, Esteban Manuel de Villegas —incluyendo alguna traducción de Catulo—, Francisco Pacheco, Quevedo —tanto obras originales como traducciones—, Francisco de la Torre, los hermanos Argensola, Gómez de Tapia, Súarez de Figueroa, Polo de Medina, Bartolomé Cairasco de Figueroa y el licenciado Dueñas (probablemente, el poeta Diego de Dueñas), así como alguna composición de autor desconocido.
Se cierra el tomo III con los juicios críticos sobre las composiciones incluidas en el volumen.