Biblioteca de la Lectura en la Ilustración
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Identificación

Parnaso español. Colección de poesías escogidas de los más célebres poetas castellanos, Tomo III

Juan José López de Sedano
1770

Resumen

El compilador retoma en el prólogo de este tomo III dos ideas que ya había abordado en los anteriores: la dificultad de localizar materiales y la fama de la colección.

Por un lado, ahonda en la complejidad de encontrar muchas noticias de obras y autores, hecho que contrasta con la ingente cantidad de documentos que duermen en el olvido y en el silencio y que dan fe de la riqueza de nuestra literatura. Pero introduce Sedano un hecho fundamental: el trabajo colectivo. Se asume que la labor editorial del riojano no es, en absoluto, solitaria, sino que cuenta con la colaboración de diferentes personas, más o menos eruditas, que custodian en sus bibliotecas distintas noticias que, si no fuera por la generosidad que mostraron al ponerlas a disposición de Sedano, se hubieran, quizás, perdido para siempre. El compilador, desde luego, ve facilitada, así, su tarea, a la vez que este método le sirve como propaganda para extender la idea de que su colección es un magno proyecto que cuenta con el apoyo, aval y colaboración de muchos eruditos, siempre bajo su coordinación. Como agradecimiento, Sedano incluirá el nombre de las personas que aportaron los materiales en los casos en los que proceda, hecho que se constata en los juicios críticos finales de los volúmenes. Al final del prólogo se refiere a los retratos de los autores que se incorporan a la colección. De ellos indica que son exactos y verdaderos reflejos de a quienes ilustran, y que esa máxima de fidelidad pretendida —que abordará en el prólogo del tomo IV con respecto a los criterios textuales— hace que no puedan reproducirse de todos los ingenios, pues también los hay falsos, lo que sitúa esta idea en el marco de la complejidad a la hora de encontrar materiales fiables.

El segundo punto que trata Sedano en este prólogo es el éxito de su Parnaso español, del que vuelve a decir que goza del general aplauso, aunque asume que no puede agradar a todo el mundo en una postura más estoica que las que había adoptado en los prólogos de los tomos anteriores.


Tras el prólogo del tomo III incluye la noticia biobibliográfica de los siguientes autores del volumen: Lope Félix de Vega Carpio, Bartolomé Juan Leonardo de Argensola, Vicente Espinel, Cristóbal Suárez de Figueroa y Salvador Jacinto Polo de Medina. Sigue la selección de composiciones poéticas de Lope (a través de géneros y formas tan variadas como la silva, el madrigal, la estancia, la égloga, la canción, la elegía o el soneto), Alonso Verdugo de Castilla, Manuel Pellicer, Esteban Manuel de Villegas —incluyendo alguna traducción de Catulo—, Francisco Pacheco, Quevedo —tanto obras originales como traducciones—, Francisco de la Torre, los hermanos Argensola, Gómez de Tapia, Súarez de Figueroa, Polo de Medina, Bartolomé Cairasco de Figueroa y el licenciado Dueñas (probablemente, el poeta Diego de Dueñas), así como alguna composición de autor desconocido.

Se cierra el tomo III con los juicios críticos sobre las composiciones incluidas en el volumen.

Descripción bibliográfica

[López de Sedano, Juan José], Parnaso español. Colección de poesías escogidas de los más célebres poetas castellanos. Tomo III, Madrid: Joaquín Ibarra, 1770.
xxiv + 368 + xxiv pp.; 8º. Sign.: BNE 2/71372.

Ejemplares

Biblioteca Nacional de España

PID bdh0000254183

Bibliografía

Consúltese Parnaso español. Colección de los más célebres poetas castellanos, Tomo I.

Cita

Juan José López de Sedano (1770). Parnaso español. Colección de poesías escogidas de los más célebres poetas castellanos, Tomo III, en Biblioteca de la Lectura en la Ilustración [<https://bibliotecalectura18.net/d/parnaso-espanol-coleccion-de-poesias-escogidas-de-los-mas-celebres-poetas-castellanos-t-iii> Consulta: 30/10/2024].

Edición

PRÓLOGO

No parece correspondiente contestar [1] ni desentenderse del todo a algunos puntos o capítulos tocantes a esta obra. Las noticias históricas de los ilustres poetas castellanos serán, tal vez por la diminución y oscuridad [2] de algunas de ellas, un escollo en que tropezará el deseo de los curiosos por más que se persuadan a la escasez ya insinuada de memorias en que vivimos de nuestros sabios; pero esta es una obra de aquellas que se van solo ilustrando y perfeccionando al paso de su mismo progreso. El asunto de la poesía castellana, con todas las circunstancias y accidentes que conciernen con ella, es una mina vastísima y riquísima, pero intacta [3] para el designio presente, pues aunque no se ignoran muchos de los caminos que conducen a sus venas, otros se hallan totalmente oscurecidos y, en otros, peligra la resolución con la misma riqueza y abundancia. Muchas de las memorias y no pocas obras de nuestros más célebres ingenios existen ocultas y olvidadas, o ya en poder de ignorantes del tesoro que poseen, o ya en los de que, aunque sean eruditos y curiosos, no se encuentra la proporción para disfrutarlas, si bien este no es el mayor número —según ha acreditado la experiencia— pues, por el contrario, el concepto que ha merecido esta obra ha excitado la liberalidad de muchas personas de carácter y erudición y celosas de cuanto sea dirigido al beneficio común, franqueando los tesoros de sus bibliotecas, manuscritos, noticias, retratos y toda especie de diligencias y oficios relativos al mismo efecto, por cuyos medios se podrán comunicar al público muchas preciosidades que encubría el polvo y el olvido y nunca hubieran visto la luz sino con esta oportunidad, y en reconocimiento de este beneficio se hará particular mención de sus nombres y de los oficios o documentos con que han contribuido a la mayor ilustración y ornato de esta obra.

Pero no debe correr la misma indiferencia en cuanto a ciertas objeciones y reparos que se habrán podido ofrecer acerca de algunos puntos de la obra y de sus partes porque, aunque es bien manifiesto el aplauso que ha debido a los eruditos, sin embargo de esto no se presume —ni tampoco se pretende— el imposible de que haya de contentar plenamente a todos, en particular a aquellos que sostienen todavía el mal gusto en esta parte de nuestra literatura al ver que no encuentran entre nuestros clásicos poetas aquella turba de versificadores insulsos que son la admiración y el embeleso de los ignorantes [4]. Aun dentro de la esfera de los inteligentes será difícil que se adapte al paladar de todos por la diferencia de gustos y afección, a que solo se puede oponer la bondad de las piezas escogidas y después obre según la disposición del paladar que la guste.


Lo que se hace necesario advertir al público es que los retratos de los ilustres poetas españoles que se le van facilitando —y no es el adorno menos estimable de nuestro Parnaso— son verdaderas efigies sacadas con la mayor puntualidad y con la perfección que ellos mismos demuestran de pinturas o dibujos originales y no fingidos o voluntarios, como tal vez alguno llegará a presumir. Y esta misma exactitud es causa de que los que se publiquen sean muchos menos de los que todos quisiéramos porque, aunque se sabe que los ha habido de todos los célebres sabios y poetas de la nación, pero la escasez que vemos de ellos y la dificultad de adquirir los pocos que existen acreditan que han corrido la misma fortuna que muchas de sus obras, a quien ha consumido y devorado la ignorancia, el descuido y los años.

  1. En el original aparece contextar. Al editar el texto y actualizar su grafía se presentaban dos posibilidades: la primera de ellas, considerar que en el término hay una errata o metaplasmo a modo de síncopa y la palabra elegida por Sedano es contextuar; la segunda, considerar que carece de valor que pruebe un cambio semántico y, en consecuencia, asumir que la opción de Sedano era la del vocablo contestar. Proponemos la segunda solución por el contexto en el que se inserta la palabra y porque hemos localizado en el CORDE el siguiente registro, que probaría nuestra hipótesis: «regreso á España para responder y contextar á las dudas y preguntas que desde Madrid se les hiziese» (Ruiz, Hipólito, Relación histórica del viaje a los reinos del Perú y Chile, Madrid: Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Matemáticas, 1952, p. 319), donde claramente se observa la orientación del vocablo hacia la solución que proponemos.
  2. La minuciosa labor de recuperación de materiales desarrollada por los autores ilustrados permite que incluso hoy debamos acudir a esas publicaciones porque, de otro modo, no podríamos acceder a importantes testimonios de nuestra historia literaria.
  3. López de Sedano sabe que su trabajo es pionero —como otros que realizan sus contemporáneos— y que sienta las bases para estudios posteriores.
  4. El compilador riojano defiende las letras patrias frente a las duras críticas de nacionales y foráneos a propósito de una supuesta escasa calidad y mérito literario español. Desde luego este Parnaso también sirve para manifestar ese buen gusto de mucha literatura española anterior al siglo XVIII y de autores que estaban siendo muy criticados en la Ilustración, como el propio Lope de Vega, presente en este tomo III.