Este séptimo tomo de Origen, progresos y estado actual de la literatura está destinado a historiar las ciencias naturales, comenzando por las Matemáticas y continuando por la Aritmética, el Álgebra, la Geometría, la Mecánica, la Hidrostática, la Naútica y la Acústica. En este ámbito del saber, Juan Andrés se siente menos experto, lo que explica la «Prefación» antepuesta. Este prólogo, en el que se justifica y, al mismo tiempo, se alaba a sí mismo por el trabajo que ese repaso histórico de las ciencias naturales conlleva, Juan Andrés explica que trata de satisfacer la curiosidad de los lectores y de ilustrarles acerca de aquellas obras y hombres que a lo largo del tiempo han realizado trabajos encomiables. Pero deja constancia también del vasto campo que comprende y de las consecuencias que su iniciativa conlleva:
Sé que para tratar bien la historia de una ciencia es preciso volverla y revolverla parte por parte, penetrar íntimamente todos sus puntos, repetir muchas veces el examen de cada uno de ellos, ver todas sus relaciones, conocerla plenamente en toda su extensión, y estar bien enterado de todas las adherencias que pueda tener, empaparse de sus máximas, de sus reflexiones y de sus miras, estar poseído de la dignidad y extensión de sus luces y de sus verdades; no pensar, no hablar, no respirar, no vivir sino solo para aquella ciencia que se quiere representar. Y yo que, por lo tardo de mi ingenio no puedo elevarme a comprender con libertad y seguridad las sutiles teorías y los sublimes descubrimientos de los genios inventores, ni por lo reducido del tiempo puedo manejar cómodamente todos los puntos y hacerme dueño de ellos, sino que, habiendo apenas entrado con dificultad en los umbrales de una ciencia, debo luego abandonarla para pasar a otra. Y, dividido en tantas materias, no puedo dedicarme libremente a alguna y deben serme todas extranjeras, ¿podré acaso lisonjearme de tratar con algún decoro y dignidad el origen progresos y estado actual de todas las ciencias naturales? (pp. v-vi).
En consecuencia, trata de evitar la crítica desmedida de los doctos y de aclarar que su panorama responde a la necesidad de presentar a los lectores una visión general y de conjunto innecesaria a los eruditos y doctos en la materia.